Grande entre los grandes


Mientras leés el artículo te invitamos a escuchar a Sergei Rachmaninoff
Fíodor Dostoievski
por C. B.

"Dejadnos solos, sin libros, y al punto nos perderemos, nos embrollaremos, sin saber qué hacer ni qué pensar, sin saber lo que se debe amar ni lo que se debe aborrecer; igualmente ignorantes de lo que merece estima y de lo que solo ha de inspirar desprecio".



Cuando escuchamos hablar de Fíodor Dostoievski enseguida pensamos en Crimen y castigo, o Los hermanos Karamasov; dos de sus novelas más conocidas.
Para quienes se han informado un poco más, seguramente no les resultará novedoso el dato: Fíodor fue educado por un padre exigente, violento y despótico, Mijaíl Dostoievski. El niño encontró refugio en su madre, pero esta murió siendo  muy joven. Al quedar viudo el padre se dedicó al alcohol. Su carácter iracundo se exacerbó, lo que perjudicó aun más al pequeño Fíodor. El padre decide internarlo en la Escuela de Ingenieros, de San Petersburgo; sin embargo Fíodor no renunciaría a su pasión por la literatura.
A los dieciocho años, la noticia de la muerte de su padre casi lo lleva a la locura. Había sido asesinado por un grupo de campesinos –siervos mancomunados, dicen las crónicas-  en represalia por los malos tratos recibidos. En uno de sus ataques de violencia, consecuencia de la ingesta de alcohol, sus esclavos lo inmovilizaron y le hicieron beber vodka hasta morir.  
En 1846 logra publicar su novela epistolar Pobres gentes, que contaba con el aval del poeta Nekrásov y de Belinski, un crítico literario de cierta fama e influencia. Logró una fama efímera, pero sus obras posteriores publicadas hasta 1949, pasaron desapercibidas.
Justamente en 1949 es apresado junto a varios compañeros que formaban parte de un grupo intelectual liberal: el Círculo de Petrashevski. Los cargos fueron de conspiración contra el zar Nicolas I. Luego de las revoluciones de 1848 en Europa, el zar veía conspiraciones en cuanto grupo u organización existiera, temiendo por la continuidad de su autocracia. Fueron condenados a muerte y Fíodor fue absuelto unas horas antes de la ejecución, pero lo supo después de estar frente al pelotón de fusilamiento y de escuchar los disparos y la caída de los cuerpos de sus compañeros. Luego fue conducido a un campo de concentración y condenado a 4 años de trabajos forzados.

Como sabemos, no tuvo una vida fácil. Veamos un fragmento de una carta dirigida a su hermano:
En verano, encierro intolerable; en invierno, frío insoportable. Todos los pisos estaban podridos. La suciedad de los pavimentos tenía una pulgada de grosor; uno podía resbalar y caer… Éramos apilados como anillos de un barril… Ni siquiera había lugar para dar la vuelta. Era imposible no comportarse como cerdos, desde el amanecer hasta el atardecer. Pulgas, piojos, y escarabajos por celemín. 

Luego de esos años en cautiverio, en 1854 fue designado como soldado raso en el ejército ruso, lo que significaba una segunda parte de su condena. Y por una amnistía del zar Nicolás II, fue liberado en 1857, recuperando su título nobiliario y la posibilidad de seguir publicando sus obras.
Fíodor pudo transformar lo siniestro de su vida en maravillosas obras literarias que, así como el dolor, podemos considerar patrimonio de la humanidad.
Desde la internación en la escuela de Ingenieros se le manifestó una epilepsia que lo acompañaría durante toda la vida. La autora Alice Miller, en su ensayo El cuerpo nunca miente –que lo podés encontrar en nuestra biblioteca- analiza entre otros ejemplos, la vida y las condiciones en las que escribió Dostoievski. La investigadora sostiene que el mandato de honrar padre y madre  implica muchas veces una negación, una violencia que se manifiesta en síntomas como la epilepsia que padeciera Fíodor. Y si me permiten explayarme mínimamente en este sentido, agrega Alice Miller que el psicoanálisis es una construcción que incluye y no cuestiona este mandato; trabaja sobre la aceptación y la interpretación. La autora sostiene que para sanar no necesariamente hay que perdonar, a veces el perdón puede ser algo forzado y que requiere de cierta negación y olvido. Se hace necesario –dice- el acompañamiento de un terapeuta que sea un testigo que no juzgue, y que se vuelva cómplice de ese niño, niña que fuimos y llevamos dentro, que lo acompañe y lo comprenda.
Volviendo a Dostoievski, paso a mencionar algunos títulos de su vasta obra, extraído de una página de la que incluimos el link, allí podrán bajar algunos de los libros en pdf, y algunos se encuentran como audiolibros, para personas no videntes, o para quien simplemente tenga ganas de escuchar en lugar de leer.:





Para descargar libros y audiolibros, click aquí

Comentarios

  1. Excelente artículo ,el blog realmente es muy interesante se recorre con facilidad,está armado con buen gusto y criterios claros .Adelante con el proyecto !!ya sumaré algún aporte

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  2. Gracias Cristian! Cuando quieras recibiremos con gusto tu aporte.

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  3. Muy buena iniciativa! Felicitaciones!
    En cuanto a Don Fedor (será que en mi época se traducían los nombres?) ¿cuántas veces como Alexei he jurado amor eterno? ¿Y cuantas Polinas me cruzaré aún? Insisto gracias por dar la oportunidad de recuperar al “jugador” en este día

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    Respuestas
    1. Gracias juan! La participación funciona como estímulo para seguir "incentivando" a la lectura y la curiosidad.

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