Cambiando paradigmas

Pensando en nuestro ser y hacer.

Si no conocés este video, vale la pena que te tomes unos minutos. Tal vez no sea un reflejo exacto de nuestra realidad pero, seguro, no es el lugar a donde queremos llegar. ¿En qué se diferencian nuestras prácticas de las presentadas en este corto? Ojalá encuentres muchas diferencias.


¿Entonces? ¿En qué espejo mirarnos?

Paulo Freire ha sido declarado Doctor Honoris Causa en una treintena de universidades de todo el mundo. En la mayoría de ellas, lo que se enseña y sostiene va en contra de la prédica de Freire. Paradojas.

En la biblioteca del IFDC contamos con varios títulos de este prestigioso autor. Entre ellos, Professora sim; tia nâo: cartas a quem ousa ensinar, que fue editado en castellano por Siglo XXI editores con el título Cartas a quien pretende enseñar.
Queremos compartir una entrevista a Paulo Freire, aparentemente la última que se le realizara. Pero antes unas palabras más, de Rubem Alves, psicoanalista, educador, teólogo y escritor brasilero:  

Barthes decía que la vida de un maestro se divide en tres etapas. En la primera enseña lo que sabe. En la segunda, lo que no sabe. Y, en la tercera, se entrega al aprendizaje de desaprender. Los maestros del taoísmo ya habían percibido que el camino para la sabiduría pasa por el olvido de lo aprendido. Alberto Caeiro también sentía lo mismo y hablaba de la necesidad de despojarse de lo que le había sido enseñado para reencontrarse consigo mismo. Al final de tal proceso, posiblemente con la llegada de la vejez, Barthes se sentía portador de un nuevo saber, al que daba el nombre de sapiencia: el saber sabroso. Y, sin el menor embarazo, admitía ser sabio. Sabio, por sus raíces etimológicas, significa "el que degusta". Ser sabio no es tener acumulados conocimientos en grado superlativo: es haber desarrollado la capacidad erótica de sentir el gusto por la vida. Como él mismo dice, sapiencia es "nada de poder, una pizca de saber, y el máximo posible de sabor".
Estas cartas de Paulo Freire son textos de sabiduría. ÉI mismo lo confiesa al hablar del placer enorme que tuvo al prepararlas. Y si son textos de placer, sus palabras no son ofrecidas sólo a la inteligencia, como objetos de pensamiento, son ofrecidas al cuerpo entero, para ser degustadas y comidas... Y al lector se le puede decir lo que el ángel del Apocalipsis dijo al apóstol Juan: "Toma el librito y cómelo."

 RUBEM ALVES en la presentación de las Cartas a quien pretende enseñar de Paulo Freire.


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