Viaje a la semilla

Con la idea de encontrar intereses comunes entre alumnas y alumnos del IFDC y otras personas de la comunidad que no acuden habitualmente a este espacio, y compartir una actividad que nos integre y nos nutra, desde la Biblioteca Libe Nerea de Larrazábal organizamos el curso-taller Plantas que nos curan y alimentan, de tres meses de duración. La Dra. Adriana Marcus, una de las precursoras de la Red Jarilla, se ofreció generosamente a acompañarnos en este proceso que realmente fue un descubrimiento para much@s.
Uno de los ejes del curso-taller fue la construcción colectiva de conocimientos, donde cada persona por el sólo hecho de haber vivido unos años sobre el planeta, ya ha adquirido conocimientos sobre el uso de plantas para la alimentación y la salud. Estamos hablando de conocimiento calificado, lo que aprendemos a través del vínculo amoroso con quienes decidieron traernos a esta increíble experiencia de estar vivos.
Entonces uno de los platos fuertes del menú fue la indagación y reflexión compartida acerca de cómo aprendemos y de qué manera se construye el conocimiento, y las relaciones existentes entre saber popular y conocimiento científico.
Acompañad@s por el buen clima de los primeros meses del ciclo lectivo, hicimos salidas de reconocimiento de plantas por este lugar maravilloso que habitamos y nos habita.

Los otros ejes sobre los que se desarrolló el taller fueron
  • .-Las plantas saludables: alimento y medicina.
  • .-El conocimiento como base de la autonomía.
  • .-La defensa fraterna de las plantas y su valoración como expresión de la vida.
Además de las plantas recolectadas en grupos, con las que se realizaron herbarios, los participantes aportaron plantas de sus propias casas; plantas que habitualmente utilizan para consumo, que fueron clasificadas con apoyo bibliográfico y la guía de Adriana, contrastando los saberes populares con las investigaciones científicas.
Además del armado de un herbario para lo que contamos con la participación de la docente e ingeniera forestal Patricia Espósito (Pata) de la Red Jarilla, quienes participaron del taller intercambiaron información sobre formas de consumirlas; se realizaron también preparados de jarabes, jabones, tinturas madre y otras formas de incorporar estas plantas y sus virtudes a nuestros saberes y, por añadidura, a nuestras vidas. Por supuesto no faltaron las degustaciones y el intercambio de recetas y secretos culinarios.

Durante el receso invernal estuvimos trabajando sobre una publicación que refleje la producción de este curso taller, para incluir en esta construcción colectiva de conocimientos la producción de material bibliográfico. Este material, elaborado colectivamente, pasará a formar parte de la bibliografía de ciencias naturales que se ofrecerá a quienes concurran a la biblioteca.
Nada mejor que la experiencia tangible para afirmar que el conocimiento ES una construcción colectiva, más allá de los poderes hegemónicos que la administren -o intenten hacerlo-, y que la participación y la confianza en los procesos grupales da frutos sabrosos y abundantes.
Desde la Biblioteca del IFDC queremos agradecer a Adriana y a Pata por esta nutritiva experiencia, tan coherente con las bases que la sostienen, los principios de la Red Jarilla. Por eso, y para cerrar esta "sinopsis" de lo que fue este encuentro, compartimos con ustedes estos principios a los que ha llegado la Red Jarilla. Paradójicamente de los principios no se parte, sino que a ellos se llega, como en la bella metáfora que nos ofrece Momo, de Mijail Ende en la que la protagonista, para vencer a los ladrones de tiempo deberá viajar, montada en una tortuga, al mismísimo Manantial del tiempo.


                                    Principios de la Red Jarilla


La Red Jarilla de Plantas Saludables de la Patagonia está formada por personas que
promovemos el conocimiento de las plantas y su uso respetuoso y responsable, sin fines de lucro.
Participamos voluntariamente y sin jerarquías en las actividades que realizamos,
en relaciones de fraternidad, de modo que sentimos que cada uno de nosotros es importante.
En cada lugar en que vivimos integramos grupos locales que defienden colectivamente
la vida en todas sus formas. Esto hace que participemos en otros espacios de defensa
de la vida.
Estimulamos y cultivamos una actitud de respeto y cuidado hacia todas las formas
de vida. Por ello recolectamos plantas con la precaución de favorecer su recuperación.
Nos vinculamos con las plantas en gratitud por sus dones.  Tanto ellas como nosotros
somos parte de la Madre Tierra, de la cual dependemos.
Coincidimos con los pueblos originarios en que somos naturaleza.
Fortalecemos el rol de los abuelos y el espacio familiar que reproduce cultura, valoriza las
prácticas sanadoras, transmite el saber ancestral y popular y reactiva memorias.
Recuperamos y compartimos los saberes y usos populares
de las plantas para remedio y alimento.
Incorporamos también los conocimientos de las ciencias,
porque los saberes que se suman se enriquecen mutuamente.
Honramos la diversidad de la vida, por lo que denunciamos todo caso de biopiratería
y manipulación genética y protegemos las especies autóctonas. Asimismo cuidamos
y defendemos las semillas naturales como portadoras de vida,
impulsando su intercambio.
Creemos necesario volver a la pequeña agricultura orgánica y, si es posible a la
agricultura natural, para asegurar una alimentación sana. También a la recolección de
plantas silvestres disponibles en cada lugar,
para contribuir a la salud de la Tierra como Ser Viviente.
Defendemos el agua –sin la cual no hay vida-, denunciando todo intento de
contaminación y de uso mercantil.
El saber popular no se vende: proponemos transmitirlo  y compartirlo.
De este modo fructifica y se multiplica.
Es de todos y de nadie.

Es un saber que defiende la vida y la continuidad de la vida en todas sus formas.

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