Antígona, aquí, hoy

En el espacio de Lengua y Literatura 1 y su didáctica, a cargo de la profesora Marcela Miolli, del Profesorado de Educación Primaria, les estudiantes trabajaron a partir del género teatral, recorriendo la obra de Sófocles, específicamente “Antígona”, deteniéndose en el monólogo final que interpreta, con el propósito de leer su emoción en ese momento final de vida, momento impuesto por su tío Creonte como castigo por seguir el mandato que salía de su corazón.

En la obra de Sófocles, Creonte da la orden de llevar a Antígona al sepulcro, una cueva, para que allí suceda lo que los Dioses deseen: que muera o que viva eternamente encerrada. 

Esta obra nos pone en evidencia la desobediencia legítima que nace de las entrañas de Antígona; una rebelión hacia la injusta decisión del poder y un absoluto convencimiento de lo que la conciencia le dicta a un corazón lúcido y empático.










“Tributo a Sófocles”. Autor: Fikos, pintor bizantino contemporáneo nacido en Atenas en 1987.

Compartimos el pasaje original de la obra:

(…)

ANTÍGONA. ¡Ay tumba! ¡Ay, lecho nupcial! ¡Ay, subterránea morada que siempre más ha de guardarme! Hacia ti van mis pasos para encontrar a los míos. De ellos, cuantioso número ha acogido ya Perséfona, todos de miserable muerte muertos: de ellas, la mía es la última y la más miserable; también yo voy allí abajo, antes de que se cumpla la vida que el destino me había concedido; con todo, me alimento en la esperanza, al ir, de que me quiera mi padre cuando llegue; sea bien recibida por ti, madre, y tú me aceptes, hermano querido. Pues vuestros cadáveres, yo con mi mano los lavé, yo los arreglé, sobre vuestras tumbas hice libaciones. En cuanto a ti, Polinices, por observar el respeto debido a tu cuerpo, he aquí lo que obtuve... Las personas prudentes no censuraron mis cuidados, no, porque, ni se hubiese tenido hijos ni si mi marido hubiera estado consumiéndose de muerte, nunca contra la voluntad del pueblo hubiera sumido este doloroso papel. ¿Que en virtud de qué ley digo esto? Marido, muerto el uno, otro habría podido tener, y hasta un hijo del otro nacido, de haber perdido el mío. Pero, muertos mi padre, ya, y mi madre, en el Hades los dos, no hay hermano que pueda haber nacido. Por esta ley, hermano, te honré a ti más que a nadie, pero a Creonte esto le parece mala acción y terrible atrevimiento. Y ahora me ha cogido, así, entre sus manos, y me lleva, sin boda, sin himeneo, sin parte haber tenido en esponsales, sin hijos que criar; no, que así, sin amigos que me ayuden, desgraciada, viva voy a las tumbas de los muertos: ¿por haber transgredido una ley divina?, ¿y cuál? ¿De qué puede servirme, pobre, mirar a los dioses? ¿A cuál puedo llamar que me auxilie? El caso es que mi piedad me ha ganado el título de impía, y si el título es válido para los dioses, entonces yo, que de ello soy tildada, reconoceré mi error; pero si son los demás que van errados, que los males que sufro no sean mayores que los que me imponen.

También compartimos otro monólogo, una bellísima versión del discurso de Antígona en boca de la actriz madrileña Manuela Paso, el cual era parte del material previo a la escritura del trabajo:

Como consigna, les estudiantes tuvieron que escribir una nueva versión del monólogo de Antígona, como autores de teatro, en el contexto espacial de El Bolsón, y en el tiempo actual, y elegir la problemática a revelar.

Aquí les compartimos las bellísimas producciones que realizaron.

Agustina Croce Suero

Comisaría de El Bolsón. Año 2020. Antígona entra con los brazos en su espalda, atadas sus muñecas con esposas. Acompañada de dos policías.

Oh tiranos, suéltenme, cómplices del poder de turno, autómatas. ¡Suéltenme! (grita y forcejea) comprendo que ustedes son personas que hacen su trabajo, pero no pueden defender la muerte como siempre la defienden, no pueden ser parte de esta corrupción, y estar en contra del pueblo y de la naturaleza que ustedes mismos forman parte. (la llevan al calabozo) En este lugar debería estar Lewis, debería estar Benetton, deberían estar todos aquellos que se adueñaron de las tierras que no les pertenecen, a base de explotación, saqueos y muertes. Tiranos, déspotas, ingratos, corruptos, siempre aliándose a los funcionarios que piensan meramente en sus negocios, en sus bolsillos, en sí mismos. (mirando para el suelo, en voz baja) Lo único que hice fue incendiar una máquina deforestadora. No maté a nadie, no quemé bosques como ellos hacen, no aniquilé comunidades, no contaminé ríos, no enfermé a nadie, solo una venganza de poca monta, solo el costo de un cambio de su fortuna. (grita) Por defender el agua y la vida me tienen presa en este calabozo mugriento. Yo, nacida en esta tierra, que conozco las montañas, y los habitantes de los árboles, yo, que he nadado sus aguas, me he sumergido en ellas, que tengo a mis ancestros descansando entre las raíces, bajo la piedra. Ellos, que han dado su vida por nuestras comunidades, que han defendido el aire, la tierra y el agua para las generaciones venideras. Jamás comprenderán de qué se trata defender la vida. Mi ley es la ley de las aguas, de la vida, del bosque, de la tierra, de los vínculos amorosos. La de ellos es la ley de la corrupción, de los abogados inescrupulosos, de los capitalistas, de los loteos a bajo costo, de los dólares sucios, (golpea los barrotes y grita) ¡es injusto este encierro! Los corruptos deberían estar tras los barrotes. Prefiero la muerte a esta situación. Mátenme, prefiero morir a vivir esto. Mátenme (se cae de rodillas y llora)

Rocío Igor

(Mujer joven entre veinte y treinta años, llevando un pañuelo violeta en su cabeza, se encuentra en la plaza Pagano rodeada de una multitud de chicas de su edad. Y les habla con fuerte voz)

- ¿Cuándo terminará este tormento? La semana pasada quisieron secuestrar a mi hermana Ismene a la vuelta de casa… tengo mucha impotencia y dolor. No podemos aceptar que esto siga pasando. Todas tenemos derecho a caminar tranquilas, queremos llegar a nuestras casas sanas y salvas. Es fastidioso tener que andar perseguidas por las calles todo el tiempo o mandando un mensaje diciendo “llegué bien”.

(Toma aire y dice)

- Y sí. Fui a hacer la denuncia, sabemos quiénes son las personas que están cometiendo estos delitos, también los jueces y fiscales lo saben, pero no hacen nada. Es por eso que organicé esta marcha el día de hoy, para pedir justicia, para que se nos escuche. Las invito ahora a caminar hasta la Comisaría y que nos hagamos escuchar.

(Van caminando, llevando carteles y gritando pidiendo justicia hasta afuera de la comisaría, mientras Antígona sobresale de la multitud y grita: )

- ¡Señor, señora no sea indiferente se llevan a las pibas en la cara de la gente!

  ¡Señor, señora no sea indiferente se llevan a las pibas en la cara de la gente!

(Pero sin tener una respuesta de nadie allí, vuelven al lugar principal, donde nuevamente Antígona alza su voz)

 - Y ya que nadie nos responde, no nos queda otra opción que cuidarnos entre nosotras. Chicas, siempre salgan con sus celulares cargados, no usen auriculares mientras van caminando en la calle, si se sienten en peligro avisen de inmediato a alguna conocida para que las llame, traten de no salir solas. Pueden llevar silbatos para soplar en caso de estar en peligro, y… yo sé que es un delito pero pueden llevar gas pimienta o incluso pueden hacerlo de forma casera, ¡porque delito es que quieran arrebatarnos a nuestras pibas!

(Y grita con fuerte voz)

- Porque somos el grito de las que ya no tienen voz ¡Vivas las queremos!

Marisa Lucero

¿Me quedo en casa?

Antígona sentada en el patio de su casa, tomando mate, observando a su alrededor, en medio de la pandemia 2020, una tarde cualquiera del aislamiento social preventivo y obligatorio.

Antígona (piensa en voz alta) ¿será posible que viviendo entre montañas, bosques y senderos no pueda salir a disfrutarlos?

(Suspira y se pregunta) ¿Y si salgo a caminar? Total no creo que me digan nada, ya la cuarentena está en otra fase. (Se sirve otro mate) y si, si salgo a caminar no pasa nada, no me voy a contagiar

(Se queda meditando mirando el más allá) ¡Hola vecina!, le grita a Rosita que sale a darle de comer al perro. Ahora ni hablar con los vecinos se puede, ¡qué cosa che!

(Le da otra chupadita al mate)

Se escuchan ladrar los perros, pasa algún que otro auto.

Antígona: ya fue me voy a poner las zapatillas y saldré a caminar, total no me voy a poner a hablar con nadie a demás ya cinco meses de encierro me están haciendo mal, ya es mucho, ¡me estoy volviendo loca! (Sigue hablando sola) Tampoco es que este virus va a andar en el aire, seguro se lo contagian los que se juntan a tomar mate y yo ni con mis hermanos estoy compartiendo algo.

Se va a la pieza se calza las zapatillas y sale decidida, a toda marcha con la intención de irse a caminar por el parque, llega al portón y se detiene

Antígona: ¡Ay no!! Mejor no voy mirá si como yo hay otros cuarenta desesperados por salir de su casa y nos terminamos contagiando todos. Nooo, mejor me quedo, ya veo que van a estar todos sin barbijo, amontonados en un sólo lugar y después ¿si me contagio? (se queda mirado el más allá) retrocede lentamente y dice: no, mejor me quedo sino voy a tener cargo de conciencia toda la semana

Desanimada entra a la casa, guarda el equipo de mate, agarra el celular abre su página de Facebook y en primera plana lee: “suman 20 los contagiados en El Bolsón, el sistema sanitario está a punto de colapsar”.

Antígona: ¡santo cielo, menos mal que no salí! esto se fue de control en un sólo día.

Se descalza y se tumba en el sofá, hay tanto silencio que se queda rápidamente dormida.

Micaela Acosta

Otra cara en el Mural

(Una mujer de pelo largo, aproximadamente 50 años con pelo largo, sube la montaña con una botella de agua y una mochila color marrón. Va encorvada porque ya está cansada de tanto caminar).

“Créame Antígona, no se preocupe que le voy a devolver a su hijo sano y vivo”. - No me puedo sacar de la cabeza esas palabras, son como una daga que atraviesa mi mente, ¡¿cómo se atreve ese verdugo?!

(Frunce el ceño indignada) ¡¿Cómo se atreve a jugar así con los sentimientos de la gente, a realizar crueles y falsas promesas en mi propia cara?!-

(Suspira y se endereza) -Uff Hemos llegado, al fin..

(Observa a su alrededor el paisaje montañesco y las pesadas nubes grises la llenan de melancolía. Se sienta en la piedra que tenía un poco de musgo. En esa piedra que su hijo solía frecuentar.)

(Agarra su mochila, saca una foto, la observa. En ella hay un chico sonriente con un buzo de Boca Juniors)

Acá estamos flaco (sonríe de un lado con mirada triste). En esta montaña que tanto te gustaba. Esta montaña alejada del dolor, del encierro, de la enfermedad que habita en nuestro mundo ahora mismo. Esta montaña que te alojó por momentos, te dio libertad cuando te sentías encerrado, que te tranquilizó cuando te sentías frustrado, como me siento yo ahora.

La vida me ha puesto miles de palos en la rueda pero no me hará estrellar... (Piensa un momento) ¡O mejor dicho, sí voy a estrellarme. (Levanta la vista hacia el bosque) ¡Y muy fuerte! Tan fuerte que el mundo entero me oirá y junto conmigo se estrellará la mentira, la perversidad, la injusticia de este mundo.

Sus oídos, los oídos de esos asesinos estallarán con mis gritos. (Se para con fuerza y se señala con ambas manos y la vista en alto) Yo misma los haré estallar y me encargaré de que nunca más, (gestos bruscos que demuestran fuerza y rabia) NUNCA MÁS se olviden de mi cara. (Baja la voz) De esta cara a la que tanto le han mentido, de estos ojos a los que tanto se les ha querido ocultar. Yo me encargaré de que se escuche bien alta mi voz, mi voz que no la taparán con sus mentiras, mi voz que es muy clara aunque tenga un trozo de tela cubriéndola, mi voz que no van a censurar ni esos con sus cámaras, ni los otros con sus armas.

Estallaré junto con mi hermana Ismena (que en este siglo no obedece temerosa) estallaremos las dos y todas las que nos acompañen, porque a pesar que perdí, también gané. Gané hermanas... la vida me dio hermanas, o mejor dicho, la muerte (mira hacia la foto) tu muerte mi flaco. Esta vez no nos ganará ni el encierro, ni ninguna peste porque la peste son ellos.

(Grita mirando hacia el frente y con los puños cerrados, uno de ellos sosteniendo firmemente la foto. Balancea su cara hacia adelante para gritar con más fuerza) ¡¡¡¡Ustedes!!!! SOS VOS CREONTE! Vos y todos tus cómplices que por orgullo y sucio dinero se embarran de corrupción y se alimentan de violencia.

(Respira hondo, se calma. Mira la foto y la acaricia) No te preocupes flaco, no te preocupes mi amor que yo te prometo que no voy a descansar hasta ver a todos esos infelices detrás de las rejas, a los que mataron y a los que encubrieron.

Acá estoy y espero que me puedas sentir, acá estoy y no quise que me acompañaran en este momento, preferí estar sola. (Se sienta). Preferí no hacer tanto revuelo, porque así son las cosas en este mundo, así de difícil es todo para quienes pedimos algo tan racional como la justicia. ¿Acaso no sabe la gente la tristeza que la pérdida de un hijo puede ocasionar? Y si lo sabe ¿por qué se empeña en hacernos sentir impotentes al no poder despedirte en paz? Nunca imagine que te iba a despedir... y menos de esta manera. Teniéndome que escapar, teniéndome que esconder para poder liberarte y que alcances la paz luego de tanta tormenta. Jamás iba a imaginar que por querer enterrar a mi hijo y por querer una tumba a donde llorar podría terminar presa… o peor, quien sabe. (Se refriega la cara con las manos, trata de olvidar esos pensamientos frívolos que la invaden constantemente desde el día en que recibió ese llamado).

Pero acá estoy hijo mío, acá estoy con vos y con tu energía mi flaco, mi flaco lindo. No nos vamos a dejar invadir por el odio. Por ese odio y violencia que te tocó tan de cerca. Esos uniformes y trajes no nos van a callar, voy a luchar contra ellos, los voy a enfrentar como vos tuviste que hacerlo. Y los voy a vencer porque no estoy sola. (Aprieta el puño) Estamos unidas (piensa en Ismena) y luchando para desenmascarar a los nefastos que vienen atosigándonos con sus conductas inhumanas. (Aparta la foto a un costado, se para con fuerza y grita a brazos abiertos) Los vamos a tirar abajo BIEN ABAJO, (pisa con fuerza y señala al piso) tan profundo como la cueva a la que me quisieron arrojar una vez, con la fuerza de nuestros gritos estallantes (levanta el puño) lucharemos por la verdad. Todo el mundo va a conocer tu falsedad Creonte, (mirando hacia la arbolada que tiene enfrente y gritando) sos falso, como tus promesas, tu llanto, tu preocupación. (Baja el tono de voz) Yo me encargaré de hacerte caer. (Saca un amuleto color verde de su mochila y los sostiene en su mano, mira la foto). Gracias a Dios van a caer todos. Vamos a pedir por cada lágrima derramada, las mías, las de tus amigos, hermanos y de todos los que te quieren. Van a estar todos presos, los quiero a todos presos.

Basta de mentiras para nosotros, lucharemos por la verdad, la verdad que la perversa sociedad se desespera por mantener oculta, por negarla.

Decidí traerte acá flaquito, no teniendo mucha opción y sin poder traer tus restos, decidí traer tus cosas para que habites esta montaña que tanto amabas y dejarte libre LIBRE!!! Como no fuiste en vida. Alejado de la violencia, alejado de la enfermedad y la perversión, en este ambiente puro y tranquilo, como te mereces estar.

Qué lindo estabas (mirando la foto con dulzura y la voz quebrada), que lindo y dulce sos, te dejo acá, pero voy a venir a visitarte siempre. (Busca en su mochila. Saca más fotos, una zapatilla gris con rayas blancas, un rosario y una pulsera de Boca. Acomoda todo en la roca musgosa, hace un semicírculo con piedras y coloca las fotos de su hijo).

Este es tu altar mi flaco, de a poco lo vamos a ir decorando... (sonríe. Mira el amuleto, inicia el ademán de dejarlo en el altar pero se arrepiente. Lo toma fuerte con su mano cerrada) este te lo pido prestado, yo sé que era tu favorito, prefiero ponerlo en mi mano y que me de fuerzas para enfrentar a Creonte, para enfrentar a esos escudos que protegen la violencia, este amuleto colgado de mi muñeca llegara hasta el cielo cada vez que levante mi mano gritando por justicia, gritando tu nombre bien alto. Dejando atrás el odio, defendiendo el amor, el amor que te tengo, el amor por la unidad, por la verdad y la memoria. Con mi mano en alto sostenida por la fuerza de tu amuleto reclamaré a viva voz. Esos autoritarios manipuladores sentirán todo el miedo que sembraron cada vez que me oigan. Se hundirán cada vez que yo me levante. Sangraran sus oídos y los perseguirá la inexorable desgracia al escuchar bien claro tu nombre, reclamando justicia en el viento.

Ningún castigo es justificado por un documento y aunque tu cuerpo no esté aquí en este momento, está tu alma libre en esta montaña que te ponía tan contento.

De la justicia solo espero justicia, y de vos mi flaco, que descanses en paz.

Ya tengo que ir yendo (se levanta, mirando hacia el altar) esta tarde pintaremos con Ismena tu carita en el mural de la plaza, el pueblo nunca se va a olvidar de vos flaquito. (Besa la foto) Te amo. (Coloca la foto en el altar y se va).

Aclaraciones de la autora:

Mi monólogo está situado imaginariamente en el Bolsón y está basado en el caso de Desaparición forzada seguida de muerte de Facundo Castro.

El papel de Antígona es representado por su madre.

Ismena representa a todas las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo que acompañaron y acompañan a Cristina, la mamá de Facundo.

Creonte representa la figura del fiscal del caso, pero también la de los policías, jueces y falsos testigos que encubren la mentira.

Polinices no se menciona en ningún momento explícitamente, pero es representado por Facundo.

Algunas frases y datos los extraje de:

www.infobae.com.ar

www.pagina12.com.ar

https://www.youtube.com/watch?v=TNi7n12MGu4&t=714s

https://www.youtube.com/watch?v=nCwi63wQOmk&t=134s

Selena Ruiz

Las últimas fuerzas de Antígona.

Aún aquí con mis últimas fuerzas por esta maldita enfermedad que acaba con mi vida me encuentro parada en medio de la plaza Pagano, con un cartel gigante, un pañuelo verde y una multitud de personas, luchando por la igualdad de género y exigiendo que DEJEN DE MATAR A MIS HERMANAS, ¡Lucho por ellas, las que ya no están, por las que se quedan en silencio, las que tienen miedo y las que nunca regresaron! No entristezcan hermanas mías que voy a luchar hasta el final de mis días, a ustedes queridas hermanas les pido que sigan luchando por mí y por todos, no callen. Aquí dejo mi último aliento, mi último clamor, siento como mis ojos se cierran pero tengo alegría porque estoy con mis predecesoras que como yo van a continuar esta lucha. Adiós amadas mías, no cesen de luchar, siempre fuerte y unidas, recuerden como una persona de valor.

Carolina Juzefiszyn

Antígona está sentada frente a un escritorio, el cual tiene algunos elementos: libros viejos, cuadernos ajados, hojas amarillentas. Un perchero con guardapolvo blanco colgado. Detrás de ella un pizarrón. Tiene el cabello atado, jeans, zapatillas y una remera. No tiene corpiño. Su relato comienza con similitud a una sesión de terapia

Aquí estoy encerrada, esta vez por otro virus que me aqueja y nos aqueja. Imagino que no pude verlo antes, cuando todo esto no era disimulado por el engranaje cotidiano del movimiento y los rituales: llegar, saludar, buscar a los chicos… y la magia… (silencio). Ahora se trasluce y lo desprecio. A fuerza de intimidaciones no lograrán convencerme: ¡Esa no soy yo! Que me importa mi prestigio, mi legajo intachable si no puedo denunciar estos atropellos, si no puedo evidenciar el servilismo de los directivos que ciegos responden los mandatos descontextualizados de sus superiores (Pausa) Pero el contexto no es el contexto de encierro (explicando), ni el virus. “El virus”. Aquí el virus real es el de la ambición y el de la obsecuencia. Ambición por el poder, por ejercerlo perpetuando acciones coercitivas a sus ahora “súbditas insurrectas”. ¿Soy insurrecta? Acaso pertenezco al malón de inadaptadas que defenderemos aún bajo amenaza y sanciones el derecho de las infancias a educarse sin estigmatizaciones, que pregonaremos hasta el cansancio –y la locura- que lo público no es hoy gratuito ni universal y que la reproducción y ejecución de estas medidas, afecta sobre todo el vínculo humano, sagrado en esta profesión. Permiso (busca en los cajones, por el piso, en los bolsillos de los guardapolvos. Encuentra una tiza y cambia el tono de voz) “Todas las familias tienen teléfono” (dibuja con la tiza en el pizarrón un rostro y sobre ese rostro unos anteojos estilo Ray ban) “debemos informar qué estudiantes han respondido con normalidad y cuáles no lo han hecho” (dibuja sobre el rostro un gorro de policía) … “La supervisora personalmente va a leer todos los informes y va a llamar a las familias” (dibuja al lado del rostro un rollo de papel higiénico). ¿Podré acaso protegerme de este virus? Acaso encuentre en el combate la generación de anticuerpos que me permita seguir perteneciendo a este despreciable sistema que alejado de las aulas pretende seguir educando con datos; en el combate a las normas que suponen una normalidad virtual y que sólo garantiza carencias.


Comentarios

  1. PIEL DE GALLINA, GRACIAS A TODASSSSS


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  2. Vamos esas Antigonas rebeldes!! Ni muertas ni encerradas!! Juntas somos poderosas

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  3. Celebro el poder de las palabras que se hacen arte y grito

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